En los paÃses de América Latina nos encontramos en etapa de máxima confusión en el tema de responsabilidad empresarial. Quien superficialmente mire la gran cantidad de conferencias, la proliferación de consultorÃas y publicaciones, la explosión de comunica- ciones sociales en Twitter, en blogs, en sitios de internet, podrÃa pensar que el tema está por completo arraigado, que hemos superado la etapa inicial de incertidumbre, que esta- mos llegando a la de una implementación sistemática de prácticas responsables. Aunque son buenas noticias, resulta lamentable que no son tan buenas. Ayudan, pero no sat- isfacen. Muchos de esos avances son más aparentes que reales, siguen estando en una etapa previa. En la región hay una gran brecha entre retórica y práctica, tanto a nivel del mercado como de la empresa. Lo realmente importante es la implementación sistemática y continua de prácticas responsables en las empresas, y de su camino hacia hacerlas parte automática, como el caminar, de la actividad empresarial. Que no sean acciones puntuales, especiales, llevadas a cabo para poderlas reportar o con ocasión de un evento especial. En esto estamos muy atrasados.
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